Mientras las milicias y las armas respaldadas por Irán contribuyen a la violencia en Israel, Líbano, Siria y Ucrania, debemos recordar a las mujeres iraníes que sacrifican sus vidas y sus libertades para cambiar Irán. Un Irán libre y democrático -aunque aparentemente lejano- disminuiría esos conflictos y contribuiría en gran medida a lograr la paz en Oriente Próximo. ¿Una quimera? Podría serlo. Pero las mujeres luchan por ese sueño cada día, dispuestas a morir o a ir a la cárcel para alcanzar la libertad.
El 10 de diciembre de 2023, 75 aniversario de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), Narges Mohammadi recibirá formalmente el Premio Nobel de la Paz mientras el régimen iraní la mantiene recluida en su infame prisión de Evin. Le conceden el premio por «su lucha contra la opresión de la mujer en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos».
Cuando el Comité Nobel conceda el premio a Mohammadi, su silla podría estar vacía, como lo estuvo en la ceremonia del Nobel de Lui Xiaobo en 2010. O su silla puede estar ocupada por su marido, como cuando el premio 2022 de Ales Bialiatski fue recogido por su esposa. Ahora sabemos que sus gemelas Ali y Kiana, de 17 años, asistirán y pronunciarán su discurso.
Hace veinte años, en el 55 aniversario de la DUDH, la actual jefa de Mohammadi, Shirin Ebadi, ganó el Premio Nobel de la Paz por «sus esfuerzos en favor de la democracia y los derechos humanos». Fue la primera iraní y la primera mujer musulmana en recibir el Premio de la Paz. En aquel momento, el comité Nobel señaló que la democracia y los derechos humanos estaban «avanzando[ing] en diversas partes del mundo» y que «con sus premios… el Comité Nobel noruego ha intentado acelerar este proceso».
Ni la democracia ni los derechos humanos han avanzado en Irán. El país ha sido escenario de protestas generalizadas en los últimos veinte años en apoyo de la democracia y las reformas. Las protestas más recientes, en respuesta a la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial, pusieron de manifiesto el descontento del pueblo iraní con su gobierno. Reunió a mujeres de todas las clases, edades y procedencias para detestar un régimen autoritario que les niega derechos básicos.
Mujeres como Mohammadi y Ebadi serán las que hagan avanzar a su sociedad hacia la democracia y los derechos individuales, dando al pueblo iraní más dignidad, prosperidad e influencia en los asuntos mundiales. Su ejemplo, su activismo y sus ideas mueven la aguja de quienes buscan la democracia en las naciones vecinas y más allá.
Es un recordatorio de que la manera de impedir que Irán siga causando estragos en la región es apoyar a personas como Mohammadi, Ebadi y Lily Pourzand, a quienes el McCain Institute concedió su Premio al Valor y Liderazgo 2023 en nombre de todas las mujeres de Irán.
Como dijo el marido de Mohammadi cuando ella ganó el Premio de la Paz: «Aunque pienses que te encantaría que Narges fuera libre… la verdadera libertad significa libertad para todos… y Narges no se sentirá libre hasta que otros lo sean». Libertad en Irán, Israel, Líbano, Siria, Ucrania y en todas partes, ése es el sueño. No debemos olvidar a las mujeres de Irán.
Sueño imposible o no, ése es el sueño.