Los Líderes Mundiales McCain 2024 viajarán a Taiwán para una semana de exploración en profundidad de la incipiente democracia de la isla, examinando sus notables éxitos y los continuos retos a los que se enfrenta. La transformación de Taiwán de un régimen militar a un modelo de gobierno democrático en Asia constituye un caso de estudio crucial para construir instituciones fuertes, cultivar la identidad cívica y salvaguardar la democracia frente a la presión autoritaria. Estas lecciones son oportunas, ya que Taiwán se encuentra en la intersección de la competencia entre Estados Unidos y China, ejemplificando la tensión entre los modelos democrático y autoritario. El sistema democrático de Taiwán se desarrolló orgánicamente a partir de veinte años de brutal autocracia militar hasta convertirse en el bastión de la democracia en el sudeste asiático, en gran parte gracias a la presión pública y al aislamiento internacional.Las reformas económicas del partido Kuomintang (KMT) fomentaron una creciente clase media que exigía derechos políticos. En 1971, la República Popular China sustituyó a la República de China (ROC) como gobierno de China en la ONU, aislando diplomáticamente a Taiwán. Posteriormente, Estados Unidos cambió su reconocimiento diplomático de Taipei a Pekín, poniendo fin a su tratado de defensa mutua con Taiwán. En respuesta, Taiwán intentó crear alianzas basadas en valores y reforzar la legitimidad mediante reformas democráticas. En 1987, el KMT levantó la ley marcial, restableció los derechos civiles y allanó el camino para las primeras elecciones de la isla. Desde entonces, Taiwán ha desafiado las tendencias mundiales de retroceso democrático, emergiendo como líder mundial en gobernanza democrática, manteniendo transiciones pacíficas de poder y ocupando puestos destacados en los índices mundiales de democracia. Freedom House califica la democracia taiwanesa con un 94/100, lo que la convierte en la segunda más libre de Asia, mientras que el Índice de Democracia de The Economist sitúa a Taiwán en el 10º lugar más fuerte, y el Índice de Libertad Humana, que mide la libertad personal, civil y económica, sitúa a Taiwán en el 12º lugar. La democracia de Taiwán no es sólo un logro político, sino que se ha convertido en un elemento central de la identidad nacional. El porcentaje de ciudadanos que se identifican únicamente como «taiwaneses», frente a «chinos» o una combinación de ambos, ha pasado del 25% en 1996 a más del 60%, lo que refleja el desarrollo y la normalización de la democracia. Un estudio de la Brookings Institution descubrió que, aunque la mayoría de los taiwaneses reconocen similitudes culturales con China, mantienen una oposición fundamental al sistema político chino, citando los valores democráticos más que las diferencias etnoculturales percibidas para su rechazo de la identidad china. Esta solidificación de los ideales liberales en la identidad taiwanesa significa la salud de la democracia, ya que las normas e instituciones democráticas siguen siendo una prioridad para la población, lo que refuerza la resistencia de Taiwán frente a la presión exterior La democracia taiwanesa conserva una inmensa importancia geopolítica en la era de la competencia de grandes potencias entre Estados Unidos y China. El Partido Comunista Chino (PCC) considera Taiwán un activo estratégico y simbólico. La ubicación de Taiwán a lo largo de rutas marítimas vitales ampliaría la influencia de China sobre los mares de China Meridional y Oriental y proporcionaría acceso al Pacífico. El control de Taiwán también daría acceso a la próspera industria taiwanesa de semiconductores, un componente crucial en las cadenas mundiales de suministro tecnológico. La democracia taiwanesa es un punto focal en la Nueva Guerra Fría entre democracia y autoritarismo. Como sostiene Robin Niblett, los Estados autoritarios dirigidos por un único gobierno central, dedican casi todo su tiempo a intentar conservar ese poder. Los Estados autoritarios rígidos ven cada vez más a las pequeñas democracias como amenazas existenciales, lo que subraya el poder de la resistencia democrática. El PCCh percibe la democracia taiwanesa como una amenaza para su autoridad, ya que socava la noción de que la democracia y la cultura china son incompatibles.
El sistema de gobierno de Taiwán sirve como alternativa viable a la autocracia comunista, ofreciendo un modelo no sólo para el pueblo chino sino para toda Asia, demostrando que es posible una transición exitosa de la dictadura militar a la democracia plena. Analizar la historia de Taiwán puede aportar valiosas ideas para los futuros movimientos democráticos de la región.
La utilidad educativa de Taiwán no sólo reside en su formación democrática, sino también en su resistencia frente a la presión china. La democracia de Taiwán, aunque joven, surgió en parte como respuesta al sistema político chino, arraigando una fuerte identidad democrática. Algunos estudiosos sostienen ahora que es más probable que China intensifique sus tácticas militares y económicas coercitivas -como incursiones militares, campañas de desinformación y manipulación de la infraestructura de comunicaciones- que lance un ataque anfibio a gran escala en un intento de recuperar la isla. Estas tácticas pretenden debilitar al gobierno de Taiwán y socavar sus normas democráticas sin desencadenar una intervención militar internacional. La arraigada asociación de Taiwán de la democracia con la identidad nacional ha reforzado su resistencia, pero es necesario un compromiso sostenido de su gobierno y su ciudadanía para reforzar las instituciones democráticas.
Los Líderes Mundiales McCain tienen la oportunidad de aprender de la experiencia taiwanesa en la protección de una democracia amenazada, y examinarán críticamente los puntos fuertes y débiles del gobierno de la República de China. Los Líderes Mundiales se reunirán con ONG que trabajan para fomentar y reforzar la democracia en Taiwán, como la Fundación Taiwán para la Democracia, el Instituto Republicano Internacional, Freedom House y el Centro de Comprobación de los Hechos de Taiwán, para examinar cómo utilizar a la sociedad civil para apoyar la democracia y proteger los derechos humanos. Los MGL tendrán la oportunidad de reunirse con altos funcionarios del gobierno de la República de China y con organizaciones no partidistas para examinar cómo contrarrestar la presión autoritaria, incluido el Ministerio de Asuntos Exteriores, y con el diputado Puma Shen, y recibirán una visita guiada al Yuan Legislativo. Por último, los Líderes Mundiales McCain se sumergirán en la cultura taiwanesa, explorando lugares de interés cultural, como el histórico Templo Ciyou, el Monumento a Chiang Kai-Shek, el Mercado Nocturno de Raohe y el distrito de la Calle Vieja de Pinglin y la granja de té. La experiencia de Taiwán ofrecerá a los líderes de McCain Global ideas prácticas sobre cómo se cultiva la resistencia democrática, el papel de la identidad cívica en el sostenimiento de los sistemas democráticos y las estrategias necesarias para contrarrestar la influencia autoritaria, equipándoles mejor para apoyar y reforzar los movimientos democráticos en sus propias regiones y más allá.